El gemido del saxo de Parmenio Díaz sobresale en medio del bullicio de vendedores y parroquianos en la emblemática calle El Conde de la Ciudad Colonial. Casi a cuatro cuadras, el sonido de una moneda activa a José Enrique Moreno Hernández, quien se empina bailando sobre sus pies, toca disimuladamente sus genitales y lanza ese grito que caracterizó al rey del pop, Michael Jackson.
Como ellos, otros han encontrado la vía de mantener vivas sus inquietudes musicales y teatrales en el adoquinado de la tradicional vía, teniendo como escenografía los vetustos edificios, y como telón más de cinco siglos de historia.
“Los músicos nunca se jubilan”, justifica Díaz cuando se le pregunta por qué decidió tocar su instrumento en la calle declarada peatonal a final de los años 80, luego de que su arte se paseara por grandes escenarios como parte de diversas orquestas.
Lleva cinco años quedándose diario en la zona camino a su casa en el Ensanche Isabelita III, de Santo Domingo Este, pero aclara que no lo hace por el dinero que suelen depositarle en un envase, sino como entretenimiento.
Cuenta que tiene 65 años tocando el saxofón, instrumento con el que se encariñó desde la edad de nueve años en su pueblo natal Jaragua, municipio de la provincia Bahoruco.
Fue primer saxofonista de la banda de música de la Fuerza Aérea, además de que tocó en las orquestas Santa Cecilia, San José de Papa Molina, Los Virtuosos de Cuco Valoy y Cañaveral de Alex Mancilla.
En los viajes que realizó al exterior con la orquesta de Cuco Valoy, observó que en Europa y Estados Unidos los músicos tocaban en los parques, por lo que cuando dejó de hacerlo en orquestas, entendió que era la mejor manera de seguir canalizando su pasión por la música.
Parmenio Díaz deleita con su saxo en la calle peatonal.
“Si tengo más de 65 años tocando, yo no puedo dejar esto de golpe. Yo no vengo a buscar chiripa para comer, yo hago esto porque me gusta”, añadió Díaz, quien es casado y tiene cinco hijos.
El saxofonista indicó que incluso los jóvenes que se pasean por El Conde se detienen a disfrutar de su música, pese al auge que en los últimos tiempos ha tenido en el país el género urbano, lo que no critica, porque alega que “la música no tiene fronteras”, aunque sí les exhorta a adecentar sus letras.
Cómo se activa
Moreno Hernández también siente pasión por lo que hace, pero admite que imitar al cantante estadounidense Michael Jackson en la calle El Conde ha significado una fuente de ingresos para él. “Por la plata baila el mono”, dice sin ambages el bailarín que dice tener “30 y piquísimo” cuando se le pregunta la edad.
Desde 2009 imita al rey del pop en la calle bautizada así en honor a Don Bernardo de Meneses y Bracamonte, Conde de Peñalva, quien fue capitán general de la entonces colonia española.
El imitador trabajó antes en diversos polos turísticos del país, imitando al intérprete de “Bad”, lo que también ha hecho en bares, discotecas, billares y colmadones.
Reside en el 12 de Haina y casi a diario asiste a la Ciudad Colonial, donde personifica al fenecido artista desde el mediodía hasta cerca de las 11 de la noche. Cuenta que en un día bueno hace “mil y pico” y a veces llega a 2,000 pesos con horas extras, especialmente fines de semana.
Confiesa que tiene pocas horas de descanso. “Yo descanso más cuando tengo un menudito en los bolsillos, porque mientras no tenga el menudito no descanso ni como”, agrega con jocosidad mientras toca un sombreo similar al que usaba Jackson. Se activa porque en ese momento un transeúnte echa una contribución en un recipiente colocado junto a una bocina donde de inmediato suena “Billie Jean”, emblemática canción que popularizó el cantante norteamericano.
Deleita con sus flautas y la guitarra
Nehemías Zarzuela, de 71 años, tocaba antes en hoteles, pero hace un año se ubicó debajo de un frondoso árbol en el parque Colón y con la Catedral Primada de América a sus espaldas, donde deleita con sus flautas y guitarra a los visitantes.
Allí ha encontrado una forma de ganarse la vida y al mismo tiempo hacer lo que le apasiona. “Yo interpreto música internacional, temas de películas, nada movido, no hago música bailable”, añadió el músico, quien toca guitarra, una flauta dulce y una flauta de pan que diseñó el mismo con tubos PVC.
Entrevistado por LISTÍN DIARIO luego de tocar la canción “Yesterday”, del legendario grupo The Beatles, dijo que sus ingresos dependen mucho del flujo de personas y de las condiciones del tiempo, pero en un día bueno puede ganarse cerca de RD$3,000.
Formación
Un grupo de jóvenes recibe clases gratis de guitarra cada domingo en “La Escuelita de Música de El Conde”. MIGUEL ARTURO PÉREZ Y GLAUCO MOQUETE/LISTÍN DIARIO
En la visitada vía hay espacio incluso para el aprendizaje. Justo a la vera del “rey del pop”, jóvenes reciben clases gratuitas de guitarra en la denominada “Escuelita de Música de El Conde”, instalada allí desde febrero del año 2015.
Amaury Cabral, uno de los profesores, expresó a LISTÍN DIARIO que la iniciativa partió del guitarrista clásico Camilo Rijo Furcal, cuando un día tocando allí se le acercaron unos limpiabotas interesados en aprender a interpretar el instrumento.
Las clases se imparten de 4:00 de la tarde a 7.00 de la noche y, aunque la mayoría de los estudiantes son jóvenes, no restringe a nadie por la edad. La cantidad de estudiantes varía constantemente, pero actualmente tienen alrededor de 20, a quienes también imparten teoría musical.
Ya han logrado llevar el proyecto al sector Mata los Indios, en Villa Mella, como una forma de replicar la experiencia, asumiendo como estandarte el lema: “Una guitarra más, un arma menos”.
Cabral dijo que la elección de la calle El Conde fue porque es un lugar muy visitado de la ciudad Santo Domingo y se ajusta para una actividad de esa naturaleza.
Toda una vida pintando
Alejandro Alsina tiene cerca de 50 años pintando cuadros en la Ciudad Colonial.
Asegura que comenzó en el Palacio de Borgellá, inmueble que fue la casa presidencial durante la ocupación haitiana de 1822 a 1844, donde recibió clases de los pintores Guillo Pérez, Cándido Bidó, Ángel Haché, Elsa Núñez, Amable Sterling y Roberto Santana.
Nunca se graduó, pero asegura que se ha pasado la vida pintando, y a veces logra terminar hasta cinco cuadros en un día.