Estábamos visitando y limpiando la tumba de un pariente. Yo estaba en cuclillas, arrancando malas hierbas. Sentí el viento soplar y algo se metió en mi ojo, pero pensé que era arena. Me limpié el ojo con agua, pero me empezó a doler mucho, un dolor agudo, con mucho lagrimeo». Es el relato de una joven identificada como He, de 20 años, a la que médicos de Taiwán le han encontrado cuatro abejas vivas incrustadas en la cuenca de su ojo.
La mujer fue trasladada al Hospital Universitario Fooyin, en el condado de Pingtung. Allí, los facultativos hallaron a los insectos, que se alimentaban de la humedad y la sal de sus lágrimas bajo los párpados hinchados.
En una conferencia de prensa, el jefe de oftalmología del hospital explicaba que vio «algo que parecían unas patas de insecto, así que las saqué bajo el microscopio lentamente, una por una, sin dañar sus cuerpos».
Según The Guardian, tanto la vista de la joven como la vida de las abejas se salvaron porque ella en ningún momento se frotó los ojos.
Estas abejas pequeñas (miden entre 4 y 10 milímetros de largo), que se conocen como «abejas del sudor» (Halictidae), se muestran atraídas por la transpiración humana y están repartidas por todo el mundo.
The story keeps giving..
Look at the TV pics from Taiwan.. these are not small bees. https://t.co/BvFzsjMjFy pic.twitter.com/maaKUCC9uq
— Raf Epstein (@Raf_Epstein) April 10, 2019