El de los Medias Rojas es otro equipo desde el 10 de mayo. Entonces jugaba para 10-19 e iba último en el Este, a 10.5 juegos de los punteros Yanquis. Hoy, los dirigidos por Alex Cora juegan tres partidos por encima de .500 (32-29), están a 12.5 choques de los Mulos, pero tienen boleto para los playoffs.

Boston ha jugado para 22-10 en los últimos 32 choques, el equipo más caliente en ese tramo, y una gran cuota de responsabilidad la ha tenido Rafael Devers, quien en bajo perfil exige su espacio en la élite.

El antesalista que batea a la zurda va en ese tramo con un promedio de .359, lleva 10 cuadrangulares y 24 carreras remolcadas. Sus 2.5 victorias sobre jugador reemplazo es la mayor cantidad en el trayecto y en sentido general lidera la Liga Americana con 83 imparables.

La más reciente demostración de lo que el samanense puede hacer con el madero llegó el domingo, cuando bateó un jonrón por la banda contraria, en conteo de 0-2, para encabezar el triunfo en Seattle.

“Irreal”, dijo Cora. “Tienes que ser perfecto para pegarle a una pelota así. Él estaba para ese swing. Por eso a veces hablamos de que es paciente, controla la zona. No le puedes quitar la agresividad. Y eso lo puede hacer con malos lanzamientos. Nosotros, los humanos, conectamos líneas en el otro sentido. Él conecta jonrones en el otro sentido con dos strikes”.

Devers, de 25 años y en su penúltima campaña bajo control contractual, liderada al emblemático club en bateo (.335), hits (83), dobles (23), cuadrangulares (14), total de bases (150) y WAR (3.2). Es segundo en producidas (35).

David Ortiz, asistente de los Medias Rojas, dijo ayer en el programa Diamante Deportivo que su compatriota se había ganado una extensión importante. El domingo el club concluyó una gira por la costa Oeste donde tuvo marca de 8-2, la primera vez que gana ocho partidos en una gira desde 2017.