El Día Nacional del Pediatra es una fecha ideal para meditar en los grandes retos que tiene esta figura tan importante para la sociedad. ¿Cómo es un buen pediatra? -le preguntamos a Marcos Díaz, un profesional de vasta experiencia y reconocimiento en RD. “Es un agente de prevención, no un curador de enfermedades. Debe aprender a oír y a ponerse en el lugar del niño y de sus padres, quienes quizás lo único que necesitan es que se les oiga y oriente para resolver la supuesta enfermedad, que en la mayoría de los casos solo existe en ignorancia y la desinformación”.
Además, ha de ser un educador y no un recetador; que al indicar advierta sobre las consecuencias y que dé seguimiento a lo indicado hasta resolver el caso, forman parte de las cualidades que debe tener un pediatra moderno y actualizado, capaz de enfrentarse a la demanda de los tiempos.
Retos de la pediatría
Asegurar la lactancia materna, que va de la mano con la educación que ha recibido la madre, es uno de los grandes retos pediátricos que menciona el doctor Díaz, al igual que quienes nazcan en el campo o en el barrio puedan recibir la misma cobertura vacunal que los de un nivel socioeconómico superior.
Para él es de suma importancia que la población infantil tenga asegurado “un adecuado desarrollo orgánico, psicológico y emocional; que no mueran tantos niños en el período neonatal por infecciones que son prevenibles o por una prematuridad inducida por iatrogenia, o que no queden niños en la orfandad por la muerte de sus madres por complicaciones del parto que son perfectamente evitables”.
También es necesario romper con la creencia de que “solo las madres primerizas van mes por mes a la cita del nacido sano”. Es atentar contra el bienestar del recién nacido, ya que según el doctor Díaz, en ella se busca la prevención de una posible enfermedad y, en caso de que enferme, se pueda detectar a tiempo para sanar. “En esa consulta se mide la cabeza del niño, su talla y su peso y el pediatra sabrá si el niño se está desarrollando dentro de los parámetros esperados. Lo pesa y podrá saber si está ganando el peso adecuado o si está entrando en la curva del sobrepeso o la obesidad, que es una condición que hay que evitar desde muy temprano. En esas visitas se revisan las vacunas, se hacen los cambios en la alimentación, se realizan pruebas y análisis de rutina para la detección de condiciones auditivas, visuales, dentarias y cardiovasculares que pudieran pasar inadvertidas y que, de no detectarse y corregirse a tiempo, son las responsables de discapacidades futuras y permanentes”.
Consumo de alimentos a destiempo, obligar a la independencia a un bebé ¿cuáles otros errores son frecuentes en los padres?
En la visita regular al pediatra se harán los cambios en la alimentación de una manera fisiológica y no como lo haría una madre sin la orientación adecuada. Introducir alimentos sólidos en la dieta del niño, a destiempo, lleva a trastornos digestivos y nutricionales y de alergias alimentarias que se van a evitar con la orientación del especialista. Si los padres no son educados en este aspecto, incurrirán en gastos enormes que maltratan la economía familiar, porque el niño, tendrá que ser sometido a consultas y estudios especializados por algo que pudo muy bien evitarse.
¿Cuáles son los errores más frecuentes que cometen los padres?
Creer como una verdad lo que les dicen los vecinos o personas bien intencionadas, pero sin formación médica, y no creer lo les dice su pediatra.Solicitar y dar medicación por afecciones que no ameritan ninguna medicación, manteniendo al niño permanentemente bajo los efectos de medicamentos que en muchos casos hacen más mal que bien.Sobre proteger tanto a sus hijos que llegan a hacerlos inválidos de iniciativas y creatividad, evitándoles todos los riesgos, incluso aquellos que son necesarios para que el individuo desarrolle las habilidades necesarias y desarrollar una buena autoestima. Algunos padres cometen el error de ocuparles todo el tiempo a sus hijos en un laborantismo permanente sin tiempo para el ocio y ciertos momentos de aburrimiento. Les dan tantos gustos y les compran tantos regalos, que el niño pierde su capacidad de imaginación y creatividad. Un error común y muy peligroso es, amar tanto a sus hijos, con tanto desequilibrio, que el niño no llega a diferenciar si la autoridad es él o son sus padres. Y eso casi siempre termina muy mal. En una crianza equilibrada, el pediatra que pueda dedicar unos minutos en esa consulta mensual y programada deberá oír, orientar y educar a los padres, y estará haciendo una gran labor y un servicio muy especial a nuestra sociedad que tanto lo necesita. Y el Estado, tiene la obligación de crear las condiciones como para que esa labor no se limite al médico al privado al que solo puede llegar una pequeña proporción de la población infantil dominicana.