El jugador que es capaz de distinguir un pitcheo en la zona si es bola o strike, es claramente una habilidad que hay que aplaudir, porque no es cuestión de suerte o incompetencia del lanzador, que valida el postulado de que una base por bolas equivale a un hit.
Una de las críticas que le hacían a Barry Bonds es que recibía muchas bases por bolas y en su paso por las Grandes Ligas recibió 2,558, un promedio por estación de 138.8. Entiendo que esa es una virtud del bateador fuera de serie con una vista 20-20.
Ted Williams, para muchos el mejor bateador del béisbol, sustentó la tesis siguiente: “Sólo hágale swing a un buen lanzamiento. Un buen pitcheo es aquel que está dentro de la zona de strikes”.
El superbo Williams robusteció su teoría cuando afirmó: “Un buen bateador debe tomar tres bases por bolas por cada ponche. Cuando un bateador comienza a tirarle a bolas malas más allá del plato, los pitchers empiezan a ampliar la zona de strikes”.
Juan Soto ha demostrado que tiene un gran conocimiento de la zona de strikes con 82 en el 2025 y 851 de por vida.
Soto al igual que Barry Bonds ha demostrado que las bases por bolas son importantes porque para un bateador solo hay dos resultados: out o embasarse.
Después de explicar que sí, los hits son más valiosos que las bases por bolas, pero las bases por bolas siguen siendo más valiosas que los outs. La mayoría de las bases por bolas son resultado de un bateador que es selectivo.
Juan Soto se embasa mucho por bolas porque sabe exactamente qué tipo de pitcheo quiere y si no lo recibe, lo deja pasar (una habilidad en sí misma) hasta que lo consiga, y si nunca lo consigue, el lanzador va a cometer un error eventualmente, y Juan va a llegar a primera de todas maneras.
Eso es frustrante para un lanzador – se supone que ellos tienen el control, y regalar una base por bolas puede ser desmoralizante.
Así que las bases por bolas no solo son generalmente el resultado de un bateador ejerciendo paciencia y una disciplina increíble en el plato, sino que también le cuestan al lanzador pitcheos extras, lo cual es extremadamente valioso.
Si cada bateador le cuesta al lanzador siete pitcheos, lo van a desgastar para la quinta entrada más o menos. Cuatro entradas con el bullpen son buenas para la ofensiva, especialmente si pueden seguir haciéndolo durante una serie.
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En 1978, Pete Rose dispara sencillo contra el lanzador de los Mets, Craig Swan, para establecer marca de juegos seguidos dando de hit en la Liga Nacional con 38.
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En 1998, Neifi Pérez se convirtió en el segundo jugador de Colorado en batear para el ciclo.
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En el 2002, Pedro Martínez le poncha 10 a Tampa Bay, para sumar 58 las veces que poncha a 10 ó más jugadores con el equipo de Boston y 85 de por vida.
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En el 2004, José Reyes batea de 5-4, su primer juego de 4 hits en las Mayores.