Años antes de compartir uniforme con el dominicano Sammy Sosa, Derrek Lee ya lo admiraba desde lejos. Como muchos, fue testigo de la electrizante carrera jonronera de 1998 entre Sosa y Mark McGwire, un momento que redefinió la emoción del béisbol y atrajo multitudes, incluso durante la práctica de bateo.
Seis años más tarde, en 2004, Lee y Sosa coincidieron brevemente como compañeros en los Cachorros de Chicago. Y ahora, más de dos décadas después, ambos volvieron a encontrarse, esta vez como nuevos miembros del Salón de la Fama de los Cachorros, en una emotiva ceremonia celebrada en el histórico Wrigley Field.
Ambos fueron homenajeados con placas conmemorativas en el muro debajo de las gradas del jardín izquierdo. Durante la jornada también recibieron chaquetas azules distintivas, participaron en el primer lanzamiento ceremonial y encabezaron el tradicional canto de «Take Me Out to the Ballgame” durante la séptima entrada, acompañados de leyendas como Fergie Jenkins, Rick Sutcliffe y Kerry Wood.
Lee jugó siete temporadas con los Cachorros, siendo dos veces All-Star, ganador de dos Guantes de Oro y un Bate de Plata. Su mejor campaña fue en 2005, cuando lideró la liga con un promedio de bateo de .335, además de conectar 46 jonrones y remolcar 107 carreras.
Aunque llegó tras eliminar a los Cachorros en la SCLN de 2003 con los Marlins, rápidamente se ganó el cariño de la afición con su entrega, liderazgo y consistencia en el terreno.
El regreso de una leyenda
Sammy Sosa, por su parte, vivió su propio momento histórico. Tras dos décadas de distanciamiento con la organización, regresó oficialmente al Wrigley Field. En sus 13 temporadas con los Cubs, Sosa conectó 545 de sus 609 jonrones, siendo el máximo jonronero en la historia del club. Es el único jugador en la historia de MLB con tres temporadas de 60 o más cuadrangulares y fue MVP de la Liga Nacional en 1998.
Su carisma y poder al bate ayudaron a revitalizar el béisbol en una era crítica, y fue figura clave en el equipo de 2003 que estuvo a una victoria de disputar la Serie Mundial por primera vez en 58 años.
Controversias por presunto uso de sustancias prohibidas lo alejaron del club durante años. Sin embargo, una disculpa pública en diciembre pasado marcó el inicio de una reconciliación. Participó en la Convención de los Cachorros, asistió a los entrenamientos primaverales, y ahora, finalmente, fue recibido con ovaciones en el estadio que alguna vez fue su hogar.
Aunque sus caminos solo se cruzaron por una temporada, tanto Sosa como Lee dejaron una marca imborrable en una generación de fanáticos de los Cachorros. Representan no solo el talento y la pasión, sino también la esperanza de títulos que, aunque esquivos en su época, finalmente llegaron en 2016.
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