En el corazón de la Serie de Campeonato de la Liga Americana (ALCS), cuando cada lanzamiento pesa como una sentencia, Vladimir Guerrero Jr. ha vuelto a ser el jugador decisivo que Toronto necesitaba.
Después de semanas de irregularidad en el plato, el dominicano parece haber encontrado la fórmula: un swing más corto, menos agresivo, más consciente del momento. Esa leve modificación mecánica le ha devuelto la precisión que tanto le hacía falta, y con ella, el poder de impulsar carreras en los instantes que definen una temporada.
Sus números lo confirman. En los últimos diez partidos, Guerrero Jr. batea para un sólido .333, con tres cuadrangulares y nueve carreras impulsadas, además de un porcentaje de alcanzar bases cercano a .410.
Promedio postemporada
En toda la postemporada, su promedio ronda los .295, reflejo de un contacto más limpio y de una lectura de lanzamientos mucho más afinada. La pelota sigue saliendo de su bate con la misma autoridad —velocidades de salida superiores a las 93 millas por hora—, pero ahora lo hace con propósito y control.
Esa nueva disciplina en el plato ha transformado también la dinámica del equipo.
Los Blue Jays, que habían dependido en exceso de los batazos largos, han encontrado en el enfoque paciente de Guerrero una referencia para los turnos de calidad. Su capacidad para mover corredores y extender los innings ha devuelto ritmo y confianza a una ofensiva que parecía estancada.
En este tramo decisivo de la ALCS, el Guerrero que brilla no es solo el del poder, sino el de la constancia.
Su madurez al bate y su serenidad bajo presión resumen la evolución de un pelotero que entiende el peso de octubre. Si mantiene ese ritmo —promedios por encima de .300 y contacto oportuno—, Toronto podría tener en su bate la llave que abra la puerta de la Serie Mundial.
En el escenario más exigente del béisbol de octubre, los Blue Jays supieron recuperar ritmo y presencia ofensiva para forzar un Juego 7 ante los Seattle Mariners, y en ese repunte – que puede definir una campaña de esperanzas renovadas – la actuación de Vladimir Guerrero Jr. emergió como símbolo de la determinación del equipo.
El domingo por la noche, Toronto se impuso 6-2 y niveló la serie, aprovechando errores del rival y un doble desenlace de dobleplays que quebraron el impulso de Seattle.
Guerrero conectó un jonrón solitario en ese encuentro que significó más que un batazo: fue un mensaje de que su ofensiva, tras ciertos altibajos, está comprometida a asumir su rol.
El contexto previo no era sencillo: los Blue Jays habían perdido los dos primeros duelos de la serie en casa y parecían contra las cuerdas. Pero a partir del Game 3 explotó su maquinaria ofensiva —incluyendo una paliza de 13-4- en que Guerrero contribuyó con un 4-de-4 cercano al ciclo.
Esta noche es el último episodio de la contienda por el mejor en siete partidos. En este tramo decisivo de la ALCS, el Guerrero que brilla no es solo el del poder, sino el de la constancia.
Su madurez al bate y su serenidad bajo presión resumen la evolución de un pelotero que entiende el peso de octubre. Si mantiene ese ritmo —promedios por encima de .300 y contacto oportuno—, Toronto podría tener en su bate la llave que abra la puerta de la Serie Mundial.