No existe un Librito que contemple las reglas para votar por un jugador para ser consagrado a unanimidad a la inmortalidad de Cooperstown.
Clayton Kershaw, se retiró este año con récord de por vida de 223-98, 2.53, pero en el actual análisis de datos, en el que se le da menor importancia a las métricas tradicionales, este tipo de logro tendrá menos relevancia con el tiempo. Pero entre los 21 y los 30 años de edad, Kershaw mantuvo una efectividad de 2.79 o inferior cada año.
Esto representa diez años consecutivos con una efectividad en los 2.00. Posteriormente, en los siguientes cinco años, registró una efectividad en los 2.00 en tres de ellos. En total, trece años con efectividades inferiores a 3.00, incluyendo tres años por debajo de 2.00.
Esos últimos tres años en los 2.00 son mucho menos impresionantes debido a la falta de interés en el promedio de bateo, pero los diez años consecutivos de 2009 a 2018, cuando los bateadores todavía buscaban algo más que jonrones y el promedio de bateo todavía importaba, eso sí que es algo importante.
Antecedentes parecidos
Las dos comparaciones más cercanas —al menos en la era moderna del béisbol, digamos entre 1950 y la actualidad— son Tom Seaver y Greg Maddux. Tanto Seaver como Maddux tuvieron períodos de siete años con efectividades superiores a 2.00. Seaver terminó su carrera con trece años por debajo de 3.00, y Maddux con nueve.
Me sorprendería que Kershaw obtuviera el 100% de los votos, pero entrará en la primera vuelta, casi con toda seguridad. Sospecho que habrá algunos periodistas deportivos que le reprocharán su desempeño en la postemporada, no necesariamente de forma injusta, pero sí errónea. Maddux, como es sabido, no rindió tan bien en la postemporada, pero aun así mereció el 100% de los votos.
- Pero todo ese rollo de quién merece cada voto es un poco exagerado. Una vez dentro del Salón de la Fama, ya estás dentro. ¿A quién le importa cuántos votos hayas conseguido?.
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1957: Dick Stuart, Aguilas Cibaeñas, dispara jonrón, su quinto de la temporada, al lanzador Rip Rippelmeyer, de las Estrellas Orientales, por encima de los 411 del Estadio Trujillo.
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1969: Pedro González, Tigres del Licey, en el primer episodio le dispara hit a Fred Norman, de los Leones del Escogido, su hit 500 de por vida.
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1970: Winston Llenas, Aguilas Cibaeñas, conecta tres jonrones, un sencillo y remolca 7 carreras en la victoria 20×5 del colectivo cibaeño sobre el Licey.


