Este artículo fue publicado originalmente en El Día.
Santo Domingo.- República Dominicana tiene una Navidad distinta. Para miles de personas, el mes de diciembre ya no evoca únicamente celebración, música y reencuentros familiares, sino también una tristeza persistente que se activa con canciones y recuerdos. .
El colapso del techo de la discoteca Jet Set, ocurrido la madrugada del 8 de abril y que dejó 236 personas fallecidas y más de 180 heridas, no solo marcó la tragedia más mortífera registrada en un centro de entretenimiento del país, sino que abrió un proceso de duelo colectivo que aún permanece latente.
Así lo explica la psicóloga clínica Itania María, especialista en salud mental y duelo, advierte que el impacto emocional de lo ocurrido va mucho más allá de las víctimas directas y sus familiares.
“No estamos hablando solamente de quienes perdieron a un ser querido. Hay millones de dominicanos atravesando un proceso de duelo”, señala.

Según la experta, el contexto social del país agrava este estado emocional generalizado.
“Somos el primer país del mundo en muertes por accidentes de tránsito. Vivimos altos niveles de violencia, homicidios, suicidios, migración forzada… todo eso son razones de duelo acumulado”, explica.
La tragedia del Jet Set se insertó en ese escenario, actuando como detonante de una tristeza colectiva que se intensifica en fechas simbólicas como la Navidad.
La pérdida que se siente sin haber estado allí
Para muchos dominicanos, el Jet Set no era solo una discoteca. Era un espacio emblemático, especialmente en diciembre.

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“No es necesario haber estado esa noche para sentir la pérdida”, afirma Itania María.
La muerte del merenguero Rubby Pérez, por ejemplo, removió emociones profundas en personas que jamás lo conocieron personalmente, pero que asociaban su música con momentos felices.
“Hay personas que me dicen, antes escuchaba esa canción y me alegraba; ahora me da tristeza”, relata la psicóloga.

Ese fenómeno, explica, es una manifestación clara de duelo indirecto, cuando el cerebro asocia estímulos cotidianos una canción, un lugar, una fecha con una experiencia traumática colectiva.
El silencio donde antes hubo música
Ese cambio emocional también se percibe en el entorno físico. En los alrededores donde funcionaba la discoteca, el ambiente ya no es el mismo.
Víctor Manuel Bautista, quien trabaja en la zona, recuerda cómo antes el lugar estaba lleno de vida.
“Venía mucho público, había movimiento, todo era dinámico. Ahora se siente muy triste por la pérdida de todos esos seres humanos”, expresa.
Bautista dice que era un lugar “marca país”, un lugar que representaba lo mejor del entretenimiento nocturno dominicano.

“Ahí se hacían las mejores fiestas, especialmente en esta época”, recuerda.
Miguelina Madrigal, residente del sector, también nota el cambio.
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“Antes aquí había mucho carro, mucho movimiento. Todo eso ha mermado después de la tragedia”, comenta.
Aunque asegura que nunca entró al local, reconoce que sabía de su fama y del impacto que tenía en la vida nocturna de la capital.
¿Cómo acompañar el duelo?
Para Itania María, el mayor reto ahora es cómo acompañar emocionalmente a quienes están atravesando este proceso, muchas veces sin saberlo.
La psicóloga advierte que el duelo no siempre se expresa con llanto visible. Puede manifestarse en aislamiento, irritabilidad, insomnio o tristeza persistente.
“Si una persona lleva tres semanas consistentemente triste, llorando, aislándose o durmiendo demasiado o muy poco, hay que prestarle atención”, explica.
En esos casos, recomienda prácticas claras: escucha activa, validación emocional y acompañamiento sin juicios ni imposiciones.
“Escuchar activamente significa mirar a los ojos, sin celular, y decir. ‘Estoy aquí para ti’. No decirle que se levante, que sea fuerte o que salga de eso”, explica. Forzar la alegría, advierte, puede profundizar el malestar.

Justicia y memoria
Mientras el país intenta sanar emocionalmente, el proceso judicial sigue su curso.
Un tribunal fijó para el próximo 12 de enero el juicio preliminar contra Antonio y Maribel Espaillat, propietarios del Jet Set, acusados de homicidio involuntario y golpes y heridas involuntarias.
De acuerdo con el Ministerio Público, la discoteca operó durante años con una “sistemática y grave negligencia” en el mantenimiento de su estructura, poniendo en riesgo a clientes y empleados.

Aunque los imputados guardan libertad condicional, el proceso judicial representa para muchos una forma de reconocimiento del daño causado.
Sin embargo, como señala Itania María, la justicia legal no siempre equivale a sanación emocional. El duelo colectivo requiere tiempo, acompañamiento y espacios de reflexión.
Un país que necesita sanar
La tragedia del Jet Set dejó una marca profunda en la memoria nacional. No solo por la magnitud de las pérdidas, sino porque ocurrió en un espacio asociado a la alegría, la música y la celebración. Hoy, ese contraste amplifica el dolor.
“América Latina habla mucho de resiliencia, pero también tenemos que aprender a detenernos, a reconocer el dolor y a acompañarnos”, destaca la psicóloga.
La especialista en salud mental, resalta que para muchos dominicanos, el verdadero desafío no es celebrar, sino aprender a convivir con una ausencia que se siente incluso sin haber estado allí.
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