La frecuencia con que agrupaciones políticas y sociales convocan a huelgas en San Francisco de Macorís ha ido generando agotamiento en amplios sectores de la ciudadanía y las autoridades han dejado de verlas como mecanismo de presión para el logro de objetivo político.
El cansancio que han producido los constantes llamados a huelgas reduce de forma acelerada en la población la confianza en el liderazgo social.
La historia de huelgas en San Francisco de Macorís de los últimos 40 años ha sido por reclamos barriales de servicio básicos de agua potable, extensión del tendido eléctrico, construcción de contenes, aceras y bacheo de calles.
Sin embargo, las demandas continúan sin que los gobiernos las hayan resuelto, lo que ha dado lugar a que las generaciones de líderes sociales que se han sucedido, al no conseguir que les resuelvan los problemas comunitarios por los que abogan, aceptan empleos de las autoridades, yse ven desmoralizados perdiendo su credibilidad.
Una disputa de liderazgo
La más reciente demostración de la crisis de liderazgo se presento el 25 de abril a propósito del llamado a huelga por 24 horas en las 14 provincias del Cibao.
Uno de los grupos de San Francisco de Macorís que convocó a la huelga, intentó extenderla a dos días lo que fue rechazado por las organizaciones comerciales y la sociedad civil.
Es evidente la pugna del Frente Amplio de Lucha Popular (Falpo) cuyo vocero es Raúl Monegro, con el Colectivo de Organizaciones Sociales que tiene a José Mercado como vocero. Ambos se disputan el liderazgo de representación de los sectores barriales.
La pugna ha forzado a que cuando el colectivo pone fecha y llama a huelga, el Falpo moviliza a sus líderes a anunciar fecha para convocar la suya.
Es lamentable que el gobierno central y el ayuntamiento local no tengan en marcha programas de Estado, con continuidad y seguimiento de mejorar de forma gradual las condiciones de vida de los barrios.
De esa forma se ahorrarían las huelgas y conflictos que afectan a San Francisco de Macorís con tanta frecuencia, cuyas condiciones conocen muy bien los dirigentes políticos que en campaña recorren por trillos y veredas. (El Jaya)


