Los líderes árabes respaldaron el martes el plan de Egipto para la Franja de Gaza tras la guerra, que permitiría a sus aproximadamente dos millones de palestinos permanecer en el territorio, en una contrapropuesta al plan del presidente estadounidense Donald Trump de despoblar el territorio y desarrollarlo como un destino turístico.
El respaldo al plan de 53,000 millones de dólares por parte de los líderes árabes en una cumbre en El Cairo equivalió a un rechazo a la propuesta de Trump. Las conclusiones de la cumbre fueron bien recibidas por Hamás, rechazadas por Israel y recibieron una respuesta tibia del gobierno de Trump.
El presidente egipcio Abdul Fatá El Sisi expresó su agradecimiento por “el consenso entre los países árabes para apoyar el plan de reconstrucción de la Franja de Gaza, que permite al pueblo palestino permanecer en su tierra sin desplazamiento”.
En una publicación en redes sociales después de la cumbre, El Sisi dijo: “Damos la bienvenida a cualquier propuesta o idea de la comunidad internacional para asegurar el éxito de este plan, que necesita implementarse junto con un plan más amplio para la paz”.
Añadió que espera trabajar con Trump, otras naciones árabes y la comunidad internacional “para adoptar un plan que apunte a un acuerdo integral y justo de la cuestión palestina, que termine con las causas fundamentales del conflicto israelí-palestino, garantice la seguridad y estabilidad de los pueblos de la región y establezca el estado palestino”.
Reacciones iniciales
La Casa Blanca dio la bienvenida a las aportaciones de las naciones árabes, pero insistió en que Hamás no puede seguir en el poder en el territorio.
“El presidente Trump ha sido claro en que Hamás no puede continuar gobernando Gaza”, dijo Brian Hughes, portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca. “Si bien el presidente mantiene su audaz visión para una Gaza post-guerra, da la bienvenida a las aportaciones de nuestros socios árabes en la región. Está claro que sus propuestas han llevado a la región a sentarse a la mesa en lugar de permitir que este asunto se convierta en una crisis mayor”.
Un portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Israel, Oren Marmorstein, dijo en una publicación en X que el plan egipcio “no aborda las realidades de la situación” y señaló que el comunicado conjunto de la cumbre no menciona el ataque de Hamás del 7 de octubre de 2023 que desencadenó la guerra ni condena al grupo miliciano. El plan, dijo, sigue “arraigado en perspectivas desactualizadas”.
Marmorstein reiteró el apoyo de Israel al plan de Trump para reasentar a la población de Gaza en otros lugares, describiéndolo como “una oportunidad para que los gazatíes tengan libre elección basada en su libre albedrío”.
Hamás acogió con satisfacción el resultado de la cumbre, diciendo que marcó una nueva fase de alineación árabe e islámica con la causa palestina y que valoró el rechazo de los líderes árabes a los intentos de transferir a los palestinos de sus territorios en Gaza y Cisjordania ocupada.
Israel ha adoptado lo que dice ser una propuesta alternativa de Estados Unidos para el alto el fuego y la liberación de los rehenes tomados en el ataque de Hamás al sur de Israel el 7 de octubre de 2023, que desencadenó la guerra. Israel ha bloqueado la entrada de alimentos, combustible, medicinas y otros suministros a Gaza para intentar que Hamás acepte la nueva propuesta y ha advertido sobre consecuencias adicionales, lo que ha generado temores de una reanudación de combates.
La suspensión de la ayuda generó críticas generalizadas, y grupos de derechos humanos afirmaron que violaba las obligaciones de Israel como potencia ocupante bajo el derecho internacional.
La propuesta alternativa requeriría que Hamás libere a la mitad de sus rehenes restantes —el principal elemento de negociación del grupo violento— a cambio de una extensión del alto al fuego y una promesa de negociar una tregua duradera. Israel no hizo mención de liberar a más prisioneros palestinos, un componente clave de la primera fase.
El plan de Egipto
El borrador del plan de Egipto, obtenido por The Associated Press, prevé la reconstrucción de Gaza para 2030 sin desalojar a su población. La primera fase contempla el inicio de la remoción de municiones sin explotar y la limpieza de más de 50 millones de toneladas de escombros dejados por bombardeos y ofensivas militares de Israel.
El jefe de la Liga Árabe, Ahmed Aboul Gheit, dijo que el comunicado final de la cumbre pide al Consejo de Seguridad de la ONU desplegar una fuerza internacional de mantenimiento de la paz en Gaza y en la Cisjordania ocupada.
“La paz es la opción estratégica de los árabes”, dijo en una conferencia de prensa, añadiendo que el comunicado rechazó la transferencia de palestinos y respaldó el plan de reconstrucción de Egipto. “El plan egipcio crea un camino para un nuevo contexto de seguridad y político en Gaza”.
El comunicado dijo que Egipto organizará una conferencia internacional en cooperación con las Naciones Unidas para la reconstrucción de Gaza, y se establecerá un fondo fiduciario supervisado por el Banco Mundial para recibir compromisos para implementar el plan de recuperación y reconstrucción temprana.
Según el documento de 112 páginas, se establecerían cientos de miles de unidades de vivienda temporales donde la población de Gaza podría vivir mientras se lleva a cabo la reconstrucción. Los escombros serían reciclados, utilizándose algunos de ellos como relleno para crear tierras ampliadas en la costa mediterránea de Gaza.
En los años siguientes, el plan de 53,000 millones de dólares prevé remodelar completamente la franja, construyendo viviendas y áreas urbanas “sostenibles, verdes y transitables”, con energía renovable. Se renovarán tierras agrícolas y se crearán zonas industriales y grandes áreas de parque.
También se contempla la apertura de un aeropuerto, un puerto pesquero y un puerto comercial. Los acuerdos de paz de Oslo en la década de 1990 preveían la apertura de un aeropuerto y un puerto comercial en Gaza, pero los proyectos se marchitaron a medida que el proceso de paz colapsaba.
Según el plan, Hamás cedería el poder a un gobierno interino de independientes políticos hasta que una Autoridad Palestina reformada pueda asumir el control. El presidente palestino Mahmud Abás, jefe de la autoridad respaldada por Occidente y opositor a Hamás, estaba asistiendo a la cumbre.
Israel ha descartado cualquier papel para la Autoridad Palestina en Gaza y, junto con Estados Unidos, ha exigido el desarme de Hamás. Ese grupo, que no acepta la existencia de Israel, ha dicho que está dispuesto a ceder el poder en Gaza a otros palestinos, pero no renunciará a sus armas hasta que haya un estado palestino.
Israel ha prometido mantener un control de seguridad indefinido sobre ambos territorios, que capturó en la Guerra de los Seis Días en 1967 y que los palestinos desean para su futuro estado. El gobierno de Israel y la mayor parte de su clase política se oponen a la creación de un estado palestino.
Trump sorprendió a la región el mes pasado cuando sugirió que los aproximadamente dos millones de palestinos de Gaza fueran reubicados en otros países. Indicó que Estados Unidos asumiría la propiedad del territorio y lo convertiría en una “Riviera” del Oriente Medio.
El primer ministro israelí Benjamin Netanyahu acogió la propuesta, que fue rechazada de plano por los palestinos, los países árabes y los expertos en derechos humanos, quienes afirmaron que probablemente violaría el derecho internacional.
La guerra comenzó con el ataque de Hamás a Israel el 7 de octubre, en el que milicianos palestinos mataron a unas 1,200 personas, en su mayoría civiles, y tomaron como rehenes a unas 251. Los milicianos liderados por Hamás aún retienen a 59 rehenes, 35 de los cuales se cree que están muertos.
La mayoría de los demás fueron liberados en acuerdos de alto el fuego. Israel ha rescatado a ocho rehenes vivos y recuperado los restos de decenas más.
La ofensiva israelí de 15 meses mató a más de 48,000 palestinos, según el Ministerio de Salud de Gaza. No dice cuántos eran combatientes, pero el ministerio afirma que las mujeres y los niños constituyeron más de la mitad de los muertos. Israel dice que mató a más de 17.000 milicianos, sin proporcionar evidencia.
La ofensiva destruyó grandes áreas de Gaza, incluyendo gran parte de su sistema de salud y otra infraestructura. En su punto máximo, la guerra desplazó a aproximadamente el 90% de la población, en su mayoría dentro del territorio, donde cientos de miles se apiñaron en endebles campamentos de tiendas de campaña y escuelas reutilizadas como refugios.