Santo Domingo.- En las últimas semanas, la sensación térmica ha llevado a muchos dominicanos decir que “el sol quema más que nunca”. El sofocante calor no solo afecta el confort cotidiano, sino que deja huellas visibles y silenciosas en la piel, el órgano más grande y vulnerable del cuerpo humano.
La doctora Sonia Read, dermatóloga y encargada del Departamento de Cosmiatría del Instituto Dermatológico y Cirugía de la Piel Dr. Humberto Bogaert Díaz (IDCP). alertó sobre los riesgos y ofrece pautas para protegernos en medio de temperaturas cada vez más extremas.
“La piel está enfrentando un desafío constante. El calor intenso desencadena inflamaciones, irritaciones y deshidratación, porque al aumentar la temperatura, el cuerpo suda en exceso, perdiendo agua y electrolitos”, explicó la especialista.

Este mecanismo natural de defensa, diseñado para refrescar el organismo, puede verse sobrepasado y terminar generando efectos perjudiciales.
Entre las consecuencias más comunes se encuentran la urticaria por calor, rosácea, salpullido en niños y exacerbación de condiciones previas como el acné.
También se incrementa el riesgo de golpe de calor, un cuadro grave en el que la temperatura corporal se descompensa, provocando deshidratación extrema y pérdida de electrolitos, con potencial riesgo de muerte.
Los niños son los vulnerables
La especialista fue enfática al advertir que los niños merecen especial cuidado.
“La piel de un bebé es inmadura, carece de mecanismos de defensa desarrollados y, además, su organismo contiene un mayor porcentaje de agua que el de los adultos, lo que los hace más propensos a deshidratarse y a sufrir insolaciones”, puntualizó.

De hecho, casos trágicos de infantes olvidados en vehículos bajo el sol han puesto en evidencia la rapidez con que la temperatura puede convertirse en un enemigo letal.
La doctora Read recordó que un niño menor de un año no debe ser expuesto al sol en la playa ni en horarios de alta radiación, mientras que los mayores requieren filtros solares específicos, preferiblemente minerales, ya que actúan como un escudo físico en la piel y reducen la probabilidad de reacciones alérgicas.
El capital solar es una cuenta que se agota temprano
La dermatóloga introdujo un concepto clave: el capital solar, entendido como la cantidad de radiación solar que la piel puede tolerar a lo largo de la vida.
“A los 15 años, ya hemos consumido un 75 % de ese capital si no se toman medidas de protección desde la infancia”, advirtió.
Esto significa que la exposición solar sin precauciones en la niñez y adolescencia acelera la aparición de manchas, fotoenvejecimiento e incluso cáncer de piel en la adultez.
“El daño solar es acumulativo y los mecanismos de reparación de la piel no son infinitos. Cuando se agotan, aparecen lesiones irreversibles”, explicó Read.
El protector solar es un aliado indispensable
El filtro solar no debe verse como un lujo, sino como una herramienta cotidiana de salud. La doctora destacó que su aplicación debe hacerse cada dos horas, sin importar si estamos en exteriores o en interiores.
“Existe la creencia de que bajo techo no tomamos sol, pero la realidad es que tanto la luz visible que entra por ventanas como la emitida por bombillas fluorescentes o pantallas digitales pueden provocar manchas en la piel”, señaló.
Para contrarrestar estos efectos, recomendó elegir protectores que ofrezcan cobertura contra luz azul y luz visible, factores determinantes en la aparición de melasma y otras hiperpigmentaciones.
Además, aclaró que el protector solar puede y debe usarse sobre el maquillaje. “Hoy existen filtros con color que funcionan como base cosmética y facilitan la reaplicación durante el día”, añadió.
Hábitos de prevención
El cuidado de la piel no se limita a la aplicación del bloqueador. Según la especialista, se debe complementar con medidas como:
- Usar ropa holgada y de mangas largas, que permita la circulación del aire y proteja la superficie cutánea.
- Elegir lentes de sol polarizados, que reduzcan los daños oculares y eviten complicaciones a largo plazo.
- Mantener una adecuada hidratación, reponiendo agua y electrolitos perdidos por el sudor.
- Proteger a los niños deportistas, aplicando bloqueador antes y durante la práctica al aire libre.
Cuando el sol deja marcas
La quemadura solar, que muchas veces se interpreta como un “bronceado fuerte”, es en realidad un signo de daño. La melanina, pigmento natural de la piel, actúa como una barrera defensiva que rodea el ADN celular para protegerlo de las radiaciones, pero su capacidad es limitada.
“La protección natural que brinda la melanina equivale apenas a un FPS 15, insuficiente para enfrentar la intensidad del sol actual”, explicó la dermatóloga.
El exceso de radiación puede alterar el ADN de las células cutáneas, provocando mutaciones que, con el tiempo, se traducen en cáncer de piel.
La visita al dermatólogo: prevención y tratamiento
Finalmente, la doctora Read subrayó que no se debe esperar a tener un problema grave para acudir al especialista. Cualquier alteración persistente en la piel, manchas nuevas, lunares que cambian de forma o lesiones que no cicatrizan son señales de alarma.
“El dermatólogo no solo trata, también educa en prevención. Y en tiempos de calor extremo, la prevención es clave”, afirmó.
Un llamado a la conciencia
El sofocante calor es un fenómeno climático que no da tregua y que seguirá marcando la vida cotidiana de los dominicanos. Sin embargo, sus efectos sobre la piel no son inevitables.
Con la información adecuada, hábitos de protección y vigilancia médica, es posible minimizar el impacto de la radiación y preservar la salud cutánea.
“La piel es el reflejo de lo que somos y nos acompaña toda la vida. Cuidarla frente al calor no es solo una cuestión estética, sino una decisión de salud y de vida”, concluyó la doctora Sonia Read, desde el Instituto Dermatológico y Cirugía de la Piel Dr. Humberto Bogaert Díaz.
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