Sarkozy, presidente de Francia entre 2007 y 2012, cruzó ayer por primera vez el umbral de una prisión, convertido en el primer exjefe de Estado del país en cumplir una condena de cárcel efectiva.
Fue ingresado en la cárcel de La Santé, un austero penal en el distrito 14 de París, donde comenzó una noche que marcará la historia política francesa.
Según información de BFMTV, la jornada empezó con el protocolo obligatorio para todo interno: toma de huellas, registro fotográfico, asignación de un número de recluso y una revisión corporal completa. Sus pertenencias personales fueron guardadas en un cofre bajo custodia penitenciaria.
Sarkozy fue ubicado en una celda individual de nueve metros cuadrados, en la zona de aislamiento del penal, diseñada para figuras públicas o personas en riesgo. No comparte espacio con otros reclusos, pero escucha, según su abogado, “el ruido constante de una prisión con más de mil internos”.
La celda del expresidente dispone de una cama individual, un escritorio, un lavabo y una pequeña ventana con rejas. Dos oficiales del Servicio de Protección (SDLP) permanecen asignados de forma permanente en el mismo pabellón para garantizar su seguridad.
El exmandatario pasó su primera noche en aislamiento total, sin contacto con otros presos. Según su abogado, Jean-Michel Darrois, Sarkozy “hizo deporte, comenzó a escribir un libro y tuvo una conversación con su esposa” antes de encerrarse por la noche.
“No es el Club Med”, dijo Darrois frente a las cámaras, en alusión a los rumores de trato preferencial. “Está en una celda pequeña, hay ruido todo el tiempo, pero sobrevive con entereza. Una primera noche en prisión es terrible, y la ha superado”.
El abogado Christophe Ingrain añadió que Sarkozy “no se queja, no pide privilegios, pero está indignado”, y que enfrenta la situación “con fuerza y disciplina”.
Un encarcelamiento histórico
Sarkozy cumple una condena de cinco años de prisión, de los cuales dos son firmes, por asociación de malhechores y financiación ilegal de su campaña presidencial de 2007 con fondos libios.
La ejecución de la sentencia fue ordenada con carácter inmediato, una medida poco habitual en casos políticos, lo que ha generado un amplio debate en Francia.
El líder conservador Laurent Wauquiez calificó la decisión judicial como “una ley mal hecha” y pidió un debate parlamentario sobre la ejecución provisional de penas. “Debe reservarse para personas peligrosas o con riesgo para el orden público, no para un expresidente”, dijo en declaraciones a BFMTV.
A las afueras del domicilio parisino de Sarkozy, más de un centenar de simpatizantes se reunieron para mostrar apoyo. Su hijo Louis Sarkozy agradeció en redes sociales “la presencia de todos los que acompañaron a un hombre inocente”.
El Gobierno francés confirmó que, pese a su condición de expresidente, Sarkozy no recibe trato de favor dentro de la prisión. “No hay excepción alguna”, aseguró el ministro de Justicia, Gérald Darmanin, quien anunció que visitará La Santé “como lo hace en otras prisiones del país”.
Sin embargo, por protocolo de seguridad, Sarkozy mantiene dos secretarias personales para gestionar su correspondencia y conserva sus oficinas en la calle Miromesnil, cuyo contrato sigue vigente hasta 2026.
En prisión, tiene derecho a dos paseos diarios en una pequeña área sin contacto con otros reclusos, acceso individual a una sala de deporte y una mini biblioteca. Sus comidas son servidas por personal penitenciario y no por otros presos.