Ziad Takieddine, el empresario franco-libanés que fungía como uno de los testigos decisivos en el juicio por la supuesta financiación libia de la campaña presidencial de Nicolas Sarkozy en 2007, falleció por un paro cardíaco el martes en Beirut, a solo dos días del veredicto que condenó al expresidente francés.
Takieddine tenía 75 años y había vivido al margen de la justicia francesa durante años debido a su vinculación con el caso y a un mandato de arresto internacional en su contra.
Él había declarado que intermediaba el traslado de maletas con dinero desde Libia hacia el entorno de Sarkozy —una acusación central en el proceso—, aunque posteriormente se retractó de esas afirmaciones.
La muerte de Takieddine implica automáticamente que la acción penal en su contra quede extinguida, un hecho que debilita la acusación en uno de sus eslabones más sensibles.
Aunque ha pasado más de una década, la figura de otro hombre cuyo testimonio fue vital nunca dejó de aparecer como trasfondo del caso: Shukri Ghanem, exministro libio de Petróleo, hallado sin vida en el río Danubio en Viena en 2012.
Sus cuadernos íntimos y anotaciones presuntamente vinculadas a pagos desde Libia hacia Francia fueron incorporados por la acusación como uno de los pilares documentales.
La muerte de Ghanem, oficialmente atribuida a un ataque al corazón seguido de ahogamiento, ha sido objeto de críticas y teorías. Al igual que con Takieddine, su ausencia limita la capacidad de defensa de quienes cuestionan la autenticidad de los documentos.
Un veredicto histórico
El jueves 25 de septiembre de 2025, el tribunal de París condenó a Sarkozy por asociación ilícita en este caso de financiación libia, lo que se añade a condenas previas por corrupción, tráfico de influencias y financiación ilegal de campaña.
El expresidente conservador Nicolas Sarkozy deberá ingresar próximamente en prisión, después de que la justicia francesa lo condenara este jueves a cinco años en el caso sobre la presunta financiación ilegal por Libia de su campaña electoral de 2007.
Sarkozy, de 70 años, va camino de ser el primer expresidente en acabar entre rejas, ya que el tribunal de París pidió la aplicación provisional de la pena. La justicia debe comunicarle en las próximas semanas la fecha de su entrada en prisión.
La condena por asociación ilícita se suma a otras dos precedentes por corrupción, tráfico de influencias y financiación ilegal de campaña en 2012, una de las cuales provocó la pérdida de la más alta distinción francesa, la Legión de Honor. Nunca entró en la cárcel.
«Dormiré en prisión con la cabeza alta. Soy inocente», reaccionó el mandatario (2007-2012), quien consideró su condena de «extrema gravedad para el Estado de Derecho» y la tachó de «injusticia insoportable». «El odio no tiene límites», agregó.
Sarkozy anunció la presentación de un recurso, pero esto no lo librará de entrar en la cárcel. El exmandatario asistió al tribunal acompañado de su esposa, la modelo, cantante y actriz Carla Bruni-Sarkozy, y tres de sus hijos, constató la AFP.