Varias organizaciones españolas de extrema derecha tienen un papel clave en la promoción y la expansión de políticas y narrativas ultras, sobre todo antigénero, en América Latina y África, según reveló este jueves un informe de la Asociación de Derechos Sexuales y Reproductivos.
«El caso de España es singular dentro del auge global de la ultraderecha, ya que actúa como nodo central y puente entre Europa y América Latina, con un papel destacado en el origen y la expansión de organizaciones que lideran la ofensiva contra los derechos sexuales y reproductivos», se lee en el informe ‘De España al mundo: la proyección global de la ultraderecha española contra los derechos sexuales y reproductivos’.
La institución religiosa Opus Dei, las plataformas ultraconservadoras Hazte Oír y Citezen Go, la red transnacional de políticos ultras Political Network for Values (PNfV) y el partido de extrema derecha Vox son los actores que forman una red que no solo impacta de forma interna, sino que influye en «agendas públicas, legislativas y culturales en América Latina y África», indica.
«España se ha convertido en un epicentro transnacional: no solo recibe ideas, sino que las exporta a Latinoamérica y Europa», recalca la asociación, que tiene su sede en la ciudad española de Barcelona, donde hoy se presentó el documento.
Para ello, la ultraderecha española organiza y participa en cumbres internacionales e impulsa campañas contra el aborto, la eutanasia o la educación sexual con figuras internacionales como el candidato chileno pinochetista José Antonio Kast, la expresidenta húngara Katalin Novák o el activista homófobo estadounidense Brian Brown.
Expansión latinoamericana
En Argentina, «figuras como Agustín Laje establecieron conexiones con Vox en España, expandiendo la influencia ultraconservadora y siendo las bases del ascenso de la ultraderecha en el país, a pesar de la legalización del aborto en 2020″, se lee en el informe. También el Opus Dei o Vox comenzaron alianzas con políticos locales.
Con la llegada en 2023 de Javier Milei a la Presidencia, las políticas antigénero se consolidan -elimina el Ministerio de Mujeres, recorta en proyectos educativos y prevención sexual, limita el derecho de personas LGTBI- y coloca a militantes ultracatólicos en cargos clave.
Buenos Aires «se convierte en centro de la ultraderecha en Latinoamérica» y punto de encuentro de figuras como Laje, el número uno de Vox, Santiago Abascal, o el comediante conservador Ben Shapiro.
En Chile, destaca el informe, el «conservadurismo profundo» se mantiene desde la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), pero el avance de los derechos sociales que se impulsó en las revueltas estudiantiles y sobre todo desde el estallido social de 2019 se enfrenta ahora con el auge de la ultraderecha chilena, impulsada por Kast, que «ha consolidado su influencia, conectado con redes internacionales ultraconservadoras».
La «acción política» de Kast «combina oposición al aborto, defensa de la familia tradicional y coordinación con la ultraderecha global, e incluye alianzas con Vox«, subraya.
Sin embargo, mientras «Vox no ha conseguido crecer más allá de su público fiel«, Kast intenta ahora llegar a la Presidencia en las elecciones del 16 de noviembre «buscando el apoyo de una mayoría más amplia».
Casos del informe
El informe también aborda los casos de Guatemala y El Salvador. Guatemala, subraya, «se ha convertido en un laboratorio de políticas antigénero, en el que actores internacionales han probado estrategias que luego se exportan a otros lugares».
Mientras que en El Salvador, que tiene una de las leyes más severas contra el aborto, el ataque a las políticas sociales está ligado con «la acción persistente de la Iglesia Católica, Opus Dei, HLI, CitizenGO, PNfV, GCHR y la influencia de la derecha española (PP, Vox)», indica el documento.
También recuerda que el presidente Nayib «Bukele, inicialmente joven liberal y cercano a movimientos LGBTI, se transformó rápidamente en un líder ultraconservador y antigénero al llegar al poder (2019), eliminando instituciones de derechos humanos y programas sociales como Ciudad Mujer, mientras calificaba el aborto de genocidio y defendía la Constitución sin reformas sobre derechos sexuales o eutanasia».