En un circuito de karting de Inglaterra, una docena de niñas y chicas adolescentes se ponen el casco. Participan en una iniciativa dirigida a atraer a las mujeres al automovilismo y, quién sabe, sembrar la semilla de una futura campeona de Fórmula 1.
Hombres y mujeres pueden competir teóricamente en la F1 unos contra otros, una circunstancia que se da en pocos deportes. Pero en la práctica, el techo de cristal no se ha roto todavía.
La italiana Lella Lombardi fue la última mujer en competir en un Gran Premio de la F1 y lo hizo en el lejano 1976.
La limitada exposición de las niñas al automovilismo, un entorno todavía muy masculino, explica para muchos esta larga ausencia.
Según «More Than Equal«, que trabaja para promover a las mujeres pilotos, las chicas comienzan en el karting, la primera etapa hacia la F1, de media dos años más tarde que los chicos.
En octubre, Motorsport UK (Federación Británica de Automovilismo), con el apoyo de la marca de maquillaje Charlotte Tilbury, organizó esa reunión de jóvenes promesas femeninas en Nottingham, en el centro de Inglaterra.
«Empezamos preguntándoles si veían los deportes del motor y si estaban interesadas por la Fórmula 1. Y vimos cómo levantaban la mano«, cuenta Cameron Biggs, uno de los responsables de formación de Motorsport UK.
Otro dato a tener en cuenta es el éxito de la serie de Netflix sobre la Fórmula 1, que ha aumentado el interés del público general por esta disciplina.
«Muy orgullosa»
Muchas de las jóvenes reunidas en Nottingham tienen una experiencia limitada, pero no parecen asustadas por la velocidad vertiginosa de la F1, el fuerte rugido de los motores o la perspectiva de conducir un vehículo varios años antes de tener la edad legal para sacarse el permiso ordinario.
«La segunda vez quedé primera, estoy muy orgullosa de eso», apunta Megan, de apenas 11 años.
«Veo a menudo la Fórmula 1, así que sé un poco cómo desenvolverme en la pista», asegura Erin, también de 11 años.
La organización «More Than Equal» se ha propuesto dar impulso a las jóvenes que quieran competir, con vistas a modelar a posibles estrellas del mañana.
El programa puesto en funcionamiento «tiene en cuenta las diferencias fisiológicas, psicológicas y técnicas» a las que se enfrentan las mujeres, especialmente en lo referente a sus menstruaciones, explica Forrow.
Divertirse
Skye Parker, una adolescente de 15 años originaria de Gales, participa en este programa. Comenzó en el karting con 6 años y sueña con ser algún día «campeona del mundo de Fórmula 1».
En diciembre, con su casco rosa y verde, estuvo dando unas vueltas en el circuito de Montmeló, cerca de Barcelona, al volante de un coche de F4, una categoría que se encuentra varios escalones por debajo de la F1 pero que supone una etapa esencial para poder escalar.
Esta temporada, la francesa Doriane Pin ganó la F1 Academy, una competición que se disputa con coches de F4 en el marco de los Grandes Premios del calendario.
«Es triste que no tengamos ninguna mujer a la que admirar en la Fórmula 1», dice Skye Parker a la AFP.
La cuestión económica, en un deporte muy costoso, es otro factor limitador.
En Nottingham, Marcus McKenzie utiliza un casco de audio para guiar a su hija Georgia, de solo 8 años, mientras ella circula a 40 km/h, muy lejos de los 350 km/h de punta que son característicos de un Gran Premio.
Este padre soltero confía en poder lograr patrocinadores para la carrera de Georgia y también para la de su hijo de 11 años, gran apasionado de la F1.
Cuando terminan sus vueltas en el circuito de Nottingham, las pilotos parecen muy contentas.
«No tengáis miedo. Basta con ser valiente y divertirse», asegura Thea, de 8 años, dirigiéndose a otras niñas.


